Como es sabido, los potros requieren, en sus primeras horas de vida, un aporte considerable de nutrientes que proceden de la leche materna, muy especialmente del calostro (o primera leche) para poder sobrevivir. Esta fuente de alimento les proporciona un refuerzo del sistema orgánico y glóbulos rojos ligados a la termoregulación y por supuesto, al crecimiento.